sábado, 17 de mayo de 2014

Lo que ve el fotógrafo, no es necesariamente lo que ve el público







Ha habido un interesante debate sobre la selección de fotos que Doce Magazine y Spain Fresh han realizado para su certamen “New Spanish Photography”. La selección final, al modo de entender del jurado, es lo más granado de la fotografía española actual y merece ser expuesta en una exhibición en una Universidad de Nueva York. 
Los comentarios que han aparecido, en su gran mayoría, han expresado su desagrado con la calidad de las fotografías seleccionadas.

A mí, particularmente, me llama la atención la simplicidad técnica de las fotos, la escasa preocupación por la calidad fotográfica y, sobre todo, un exceso de visión interior del fotógrafo, que con su instantánea pretende explicar una historia que él solo conoce y que tiene que ser explicada con largos pies de fotos (a veces inverosímiles). Y la llamo instantánea porque muchas de ellas me recuerdan a la moda de foto “rápida” y tratada con filtros que Instagram ha instaurado planetariamente.

He puesto esta foto que tomé hace pocos días en Barcelona, porque expresa una visión íntima mía de mi infancia, cuando yo tenía un patio particular que cuando llueve se moja, como los demás, agachate, agachate y vuelvete a agachar. Se ve claramente, ¿no?


¿No merecería esta foto estar en ese museo como exponente de la nueva fotografía española?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión me interesa